Refrescante, crocante, dulce y deliciosa, la zanahoria es una de las fuentes más ricas de vitamina A, en su forma de beta-caroteno, que resulta un excelente alimento para la visión.
La zanahoria es nativa de Asia Central, desde donde se extendió al área del Mediterráneo y al extremo Oriente. Se sabe que se consumió primero en India, China y Japón y luego en Europa, donde se popularizó hacia el siglo 14. La variedad anaranjada que hoy conocemos fue desarrollada por botánicos holandeses en el siglo 17. Las zanahorias fueron traídas a América por los colonos españoles, portugueses e ingleses.
Las zanahorias crecen dentro de la tierra en climas templados y soportan bien el frío. China es el mayor productor de zanahorias en el mundo, seguido de Estados Unidos, Rusia, Francia, Inglaterra, Polonia y Japón.
USO Y CONSERVACIÓN
Existen alrededor de 40 variedades de zanahorias y, aunque la anaranjada es la más común, también se pueden encontrar zanahorias violetas, blancas o amarillas. Esta hortaliza se caracteriza por su textura crocante y su sabor levemente dulce. Combina bien con mantequilla, limón, aceite de ajonjolí, perejil, nuez moscada, eneldo y jengibre.
Las zanahorias deben estar firmes y ostentar un color anaranjado profundo.
El mejor lugar para conservarlas hasta 1 semana en perfecto estado es el cajón de las verduras del refrigerador.
Las zanahorias crudas son deliciosas. También se pueden cocer al vapor, asarse al horno o saltearse en un poco de grasa. Hervidas pierden la mayoría de sus nutrientes.
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