Indispensable en las cocinas de América Latina, el fríjol o poroto es una excelente fuente de proteínas vegetales. Contribuye a tener un buen balance nutricional y cuida el corazón.
Aunque los fríjoles son nativos de América, no existe seguridad sobre su centro de origen, el cual podría ubicarse en México, Guatemala o Perú. Su cultivo se desarrolló hace aproximadamente 7.000 años y ocupó un lugar fundamental en las antiguas civilizaciones prehispánicas de México y Perú, desde donde se extendió hacia todos los rincones del continente. Los españoles llevaron los fríjoles a Europa en el siglo 16, de allí pasaron a Asia y África.
Los fríjoles son legumbres secas de las cuales existen por lo menos 10 variedades comerciales que difieren en su tamaño, forma y color. Entre los productores más importantes se encuentran Brasil, India, China, Burma, México y los países centroamericanos.
USOS Y CONSERVACIÓN
Los fríjoles son un alimento versátil, económico y delicioso que se puede preparar a la manera tradicional o utilizar en sopas, cremas y ensaladas frías. Combinan muy bien con aguacate, queso, plátanos, tortillas, arepas, tocineta, orégano y cilantro.
Los fríjoles se pueden conservar hasta por 1 año en su empaque original, si se guardan en un lugar seco y fresco.
Una vez cocinados, los fríjoles se conservan en buen estado hasta por 5 días en el refrigerador. Congelados, pueden durar hasta 6 meses.
Al cocinarlos evite agregarles tomate, sal o cualquier ingrediente ácido, ya que alargan el tiempo de cocción.
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