El coco es una fruta cuya pulpa resulta muy nutritiva y sabrosa. El agua que contiene es energizante y ayuda a rehidratar el cuerpo de forma natural. La leche del coco tiene múltiples aplicaciones en la cocina.
El coco tiene su origen en las islas del Pacífico. Su expansión es muy particular, ya que, debido a su capacidad para flotar, las corrientes lo llevaron de isla en isla por las zonas tropicales del planeta, donde los hombres lo han cultivado y cosechado a través de los siglos. Los portugueses, que lo encontraron por primera vez en India, lo bautizaron con el nombre de coco porque su apariencia peluda con 3 círculos que parecen una cara les recordó al temido “coco” de la infancia.
El cocotero es la palmera más cultivada en las regiones tropicales del planeta debido a que el coco se utiliza como alimento y de él se obtienen innumerables productos como aceite, fibra y combustible. Los principales productores de coco sin Indonesia, Filipinas, India, Sri Lanka y Brasil.
USO Y CONSERVACIÓN
El sabor del coco recuerda al de la leche, con un leve toque dulzón. Debido a su riqueza de grasa, es ideal para tostarlo y agregarlo a preparaciones dulces y saladas. La leche de coco es perfecta para suavizar sabores picantes o muy condimentados.
Al sacudirlo, el coco debe emitir un sonido de agua en su interior. Si no suena de esta forma, esta demasiado maduro, seco y con la pulpa rancia.
El coco verde contiene más agua y su pulpa es más suave.
El coco se conserva hasta por 2 meses, pero, una vez abierto, es mejor consumirlo el mismo día. En el refrigerador, los trozos de coco se deben guardar en un recipiente con agua y consumirse en un plazo de 5 días.
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