Versátiles y muy sabrosas, las arvejas son pequeñas perlas verdes llenas de beneficios que le brindan nutrición y energía al organismo.
Las arvejas, también conocidas como guisantes o chícharos, tienen su origen en Asia. Fueron bien conocidas por los chinos, egipcios, griegos y romanos desde tiempos antiguos.
Al rey Luis XIV de Francia le encantaba incluirlas en sus banquetes, fue él quien se encargó de popularizarlas en Europa, al mejorar las técnicas para su cultivo. Gracias a la experimentación con varias clases de arvejas, el botánico Gregor Mendel sentó las bases de las leyes de la genética.
La arveja es una leguminosa de la que existen decenas de variedades que se distinguen entre sí por el color, la textura de la piel y la forma de la vaina. La planta de la arveja crece en climas templados de Asia, Europa y América; entre los principales productores se encuentran Estados Unidos, Gran Bretaña, China, Hungría e India.
USO Y CONSERVACIÓN
Secas o frescas las arvejas se prestan para múltiples usos: para acompañar un plato como guarnición, para agregar en ensaladas y en todo tipo de guisados y para preparar una deliciosa crema o un exquisito puré.
> Prefiera las arvejas cuyas vainas son firmes y suaves al tacto, de color verde vivo. Guárdelas en el refrigerador, sin lavarlas, dentro de una bolsa hermética.
> Para congelarlas, cocínelas previamente por 3 minutos en agua hirviendo y luego déjelas reposar en agua fría. Finalmente, guárdelas en una bolsa hermética.
> Las arvejas secas, si se guardan en un lugar seco y oscuro, se conservan en buen estado alrededor de 1 año.
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