Sabrosa, sofisticada y muy sana, la alcachofa es una flor a medio formar que se consume muy tierna y contribuye a la buena digestión.
La alcachofa tiene su origen en el Mediterráneo, posiblemente en Sicilia, al sur de Italia. En los manuscritos egipcios simbolizaban sacrificio y fertilidad, además, se sabe que eran parte integral de la dieta de los griegos y romanos. La alcachofa fue introducida en Francia por la reina Catalina de Medici en el siglo 16. Durante el siglo 17 se consideraba un alimento exclusivo de la realeza. A América llegó con los conquistadores españoles.
La alcachofa se cultiva en climas cálidos y húmedos. Los principales productores son Francia, España, Italia, Grecia y Estados Unidos. Esta hortaliza se cultiva también en Argentina, México, Perú, Marruecos, Túnez, Egipto y Argelia. En Asia, China es el mayor productor.
USO Y CONSERVACIÓN
Las alcachofas son deliciosas como entrada, acompañadas de una sencilla vinagreta. También se pueden añadir a pastas, ensaladas y pizzas.
> Las mejores alcachofas son aquellas de buen tamaño, pesadas, que tienen las hojas apretadas y ostentan un color verde oscuro.
> Una vez cortadas, las alcachofas se oxidan rápidamente, por eso es conveniente sumergirlas en agua fría con jugo de limón.
> Las partes comestibles de la alcachofa son el reverso de las hojas y el corazón o fondo. Las fibras que están dentro del corazón no se pueden comer porque no son digeribles.
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